septiembre 19, 2009

Ensayo crítico sobre la metodología de las 'ciencias' sociales

En contraste al resto de las entradas de éste blog, que principalmente han sido con un afán de desahogo, diversión y realización personal por parte del autor, en ésta entrada expondré algunas ideas y reflexiones respecto a la metodología de las ciencias sociales; haciendo una propuesta desde alguien que está en las ciencias exactas. Pretendo hacer un ensayo a modo de ejercicio, que pueda ser leído y criticado en un ambiente no necesariamente académico, debido a que no me es posible, por diversas circunstancias, conscientes e inconscientes, e internas y externas, el poder discutir a profundidad y de forma consecutiva, diversas propuestas personales alrededor de las fallas metodológicas de algo a lo que podemos llamar "ciencias sociales".

En primera instancia, y alrededor de las últimas discusiones al respecto de la cientificidad de las ciencias sociales, que he tenido que desarrollar en diversas pláticas con intelectuales de éstas áreas, ha sido inevitable el otorgar de forma categórica la etiqueta de pseudociencias al conocimiento del 'hombre' (refiriéndonos al conjunto de sentencias que las ciencias antropológicas, que son la llamada antropología académica, la sociología, y la psicología, pueden hacer), dadas diversas razones, entre las cuales se incluye la diversificación de ideas, corrientes y paradigmas, que tienen relación directa con las perspectivas políticas e ideológicas, y que, desde mi perspectiva, no tienen el carácter de ciencias; e incluso en términos de Popper, la falta de falsabilidad de las afirmaciones de las 'ciencias' sociales, claramente las demarca por fuera del conocimiento científico. Sin embargo, el carácter de 'forma de conocimiento' de las ciencias sociales es reconocido en las discusiones; no necesariamente hay un carácter lógico, ni precisión en las sentencias, y la subjetividad adquiere valor preponderante (relativismo), y un 'conocimiento artístico' es el concepto que trata de englobar el conjunto de sentencias en éstas ciencias antropológicas.

El objetivo de éste 'ensayo', o entrada de Blog, es precisamente criticar esa postura. Digamos, en palaras llanas, que el sentido histórico de las ciencias sociales ha estado en términos de encontrar explicación y conocimiento a los "fenómenos sociales", digamos, el entender las razones o causas del comportamiento humano, englobando en el anterior concepto las ideas de la psicología conductista y también las ideas de la antropología y sociología; donde 'las causas' incluye el conocer los factores culturales, económicos y políticos de un hito, así como los factores individuales, sin particualarizar ni aterrizar en ningún enfoque psicológico. Digamos, en la anterior sentencia trato de dar nombre de forma simplista al quehacer de las ciencias antropológicas, sonando tal vez a modo de abstracción, tal cual es común de hacerse en las ciencias matemáticas; (esto me hace pensar en cómo la abstracción en "palabras simples" es hoy en día considerado un valor del intelectual, proablemente asociado con la cotidianidad de los círculos científicos; ésto en el presente ensayo no lo abundaré...).

Las ciencias sociales, entonces recurren a proponer anzats, como los físicos proponen ecuaciones que permitan explicar datos experimentales, o pueden resolver un problema particular; la proposición de tales anzats y el eventual éxito de los mismos (ambas cosas acopladas), hace pensar inmediatamente que la propuesta, que no es derivada de primeros principios, es verdadera. En la física los anzats constituyen un progreso, aunque pequeño, en el conocimiento científico, cosa que no es necesariamente en las ciencias sociales. Los de ciencias sociales no les llaman anzats, les llaman paradigmas, o enfoques, y eventualmente explican los 'datos experimentales', digamos las observaciones de prácticas de campo, las estadísticas sociales, o las "observaciones clínicas". El anzats sociológico, claramente no es una ecuación, sino todo una construcción conceptual y teórica, como el Marxismo, el Estructuralismo, el Conductismo, el Psicoanálisis, etc. por citar algunos. Sin embargo, y en términos de Popper (Karl Popper, Conjectures and Refutations, London: Routledge and Keagan Paul, 1963, pp. 33-39; from Theodore Schick, ed., Readings in the Philosophy of Science, Mountain View, CA: Mayfield Publishing Company, 2000, pp. 9-13.), la construcción de tales paradigmas y su éxito explicativo, es totalmente una profecía autocumplida, y en principio un error metodológico, o lo que él llama el "efecto Edipo", "to describe the influence of a theory or expectation or prediction upon the event which it predicts or describes", y antes de citar tal idea, Popper ejemplifica:

"No more than that a case could be interpreted in the light of a theory. But this meant very little, I reflected, since every conceivable case could be interpreted in the light Adler's theory, or equally of Freud's. I may illustrate this by two very different examples of human behavior: that of a man who pushes a child into the water with the intention of drowning it; and that of a man who sacrifices his life in an attempt to save the child. Each of these two cases can be explained with equal ease in Freudian and Adlerian terms. According to Freud the first man suffered from repression (say, of some component of his Oedipus complex), while the second man had achieved sublimation. According to Adler the first man suffered from feelings of inferiority (producing perhaps the need to prove to himself that he dared to commit some crime), and so did the second man (whose need was to prove to himself that he dared to rescue the child). I could not think of any human behavior that could not be interpreted in terms of either theory. It was precisely this fact—that they always fitted, that they were always confirmed—which in the eyes of their admirers constituted the strongest argument in favor of these theories. It began to dawn on me that this apparent strength was in fact their weakness."

La crítica de Popper es una lectura recomendada tanto para quienes hacen ciencias sociales como para quienes trabajan en las ciencias exactas, en términos de tener una crítica posiblemente constructiva de la investigación, y de los métodos; y Popper, de forma personal, satisface completamente mis pulsiones de criticar en términos de la filosofía de la ciencia los aspectos metodológicos de las ciencias sociales, y lo hace bastante bien a mi gusto como para tratar de imitarlo en éste ensayo.

Y, como se dice al comienzo, la naturaleza de pseudociencia no es cuestionado en las ciencias humanas. Sin embargo, el carácter explicativo de entender las 'causas', el cual es el mismo carácter que hace llamarle "ciencia social", está en claro conflicto, y es un carácter inherente ya que es histórico, y muchas veces incuestionablemente definido en quienes no piensan que las ciencias sociales son pseudociencias. Esto es un problema importante en la metodología de las ciencias sociales, y requiere una discusión más profunda y posiblemente académica en cierto ámbito relevante, ya que como pseudociencia no tiene la capacidad de dar una explicación de un fenómeno, y en consecuencia no quedan claras las motivaciones para realizar investigación en las ciencias sociales. No pueden haber resultados consistentes, y no se está generando conocimiento; en otras palabras, no se está progresando en ninguna dirección sobre el entendimiento de la realidad social.

La propuesta finalmente, es volver a ser empirista, y ser capaz de retomar la veracidad científica en las explicaciones sociales, es decir, tomar lo funcional de los paradigmas o enfoques, y conglomerarlos en nuevas propuestas teóricas, donde la verificación crítica sea aun más escencial; lo cual no pasa en el psicoanálisis, que bien puede ser el prototipo de éste modelo de investigación, pero con el adecuado rigor científico. Posiblemente volver a hacer las observaciones clínicas de Freud en un grupo de investigaciones psicológicas podría gradualmente otorgar falsabilidad y cientificidad a lo observado y teorizado por Freud. Esto es algo que la neurociencia intenta hacer, pero no completa aun los objetivos propuestos para las ciencias psicológicas en cuanto explicar al hombre en todos los aspectos importantes, y menos aun en la complejidad de las interacciones sociales colectivas, ¿cómo explica la neurociencia la cultura?.

Pero, y a modo de conclusión, afirmaré, que existen los horizontes científicos adecuados para tener mayor completitud en nuestra explicación de la realidad social. Probablemente en éstos años no y sino en los siguientes, la neurociencia efectivamente pueda dar una explicación a fenómenos sociales complejos; cuya difusión tendrá que también ser ponderado en términos políticos, a nadie le gustan los discursos tan autoritativos... (esto último es parteaguas en términos de discutir el impacto ideológico de los descubrimientos científicos en las neurociencias, que claramente tocará el área de las implicaciones éticas de la investigación).

julio 25, 2009

El logotipo de Elsevier



El hombre retratado, o dibujado, como algunos preferirían denominar, es un hombre de edad mayor que recoge unas uvas, de un viñedo sostenido por un árbol de hojas abundantes, el cual además sostiene un letrero que dice en latín "Non solus".

Este logotipo aparece en la película "Angeles y Demonios", en el texto protagónico, en el cual las 'pistas' de gran parte del climax y la acción se basan, y que de acuerdo a la trama, es escrito por Galileo Galilei. Es también el logotipo de una de las editoriales científicas más importante del mundo (como algunos ya habrán visto en el Hi5) que hace publicaciones periódicas en áreas de ciencias exactas, biológicas y humanidades.

La interpretación oficial que Elsevier Publishers sostiene, está en términos de la relación simbiótica entre el autor y la editorial; de forma parafreaseada ellos afirman que la editorial requiere de algo que la haga producir, que la fertilice, o coloque sus obras científicas en ella para crecer, y la editorial en consecuencia provee a su vez los frutos de tal abnono, o de las publicaciones, que es el prestigio merecido del autor, y otras cosas más.

Sin embargo, como es también afirmado en la misma página de la editorial, ésta no es la única interpretación del logotipo, se dice que no hay un acuerdo completo sobre el verdadero origen del logotipo, que fué escogido, muy probablemente, por el fundador de la editorial Lodewijk Elzevir, que vivió de 1549-1617.

Por lo que sabemos de la época de la Inquisición, claramente Lodewijk Elzevir, como alemán, vivió en carne propia la persecución y el oscurantismo. La Inquisición no permitía ninguna otra forma de ver el mundo más que aquella que fuese impuesta por los sacerdotes católicos, lo cual, más que una búsqueda de la preservación de la verdad religiosa, era un mecanismo político de supresión de opositores, o mejor dicho, una forma de control y dominio político (impulsada en éste caso a trvés de la ideología y el pensamiento 'filosófico') absoluto; cosa que posiblemente sea precursora a las ideas Nazis, tal vez del Totalitarismo Comunista, o de la supresión de opositores y enemigos políticos (a través del asesinato o encarcelamiento) en regímenes "democráticos".

En la Inquisición a diferencia de los regímenes "contemporáneos", no se buscaba solamente el poder político de los clérigos, sino que también se sostenía en una forma de ver el mundo 'común', y tenía un alto nivel de incuestionabilidad, autoridad, dogmatismo, y consenso por lo que los clérigos, como representantes de tal cosmovisión, adquirían la autoridad moral social para poder perseguir y aniquilar a todos aquellos que pensaran algo diferente a lo llamado "la verdad".

Definitivamente, posiblemente haya sido una de las épocas más nefastas en la historia de la Europa, para ciertos grupos y formas de ver el mundo alternativas. Se quemaron libros y se persiguieron quienes hicieron los primigenios trabajos de la ciencia moderna, entre ellos Galileo Galilei, cuyas observaciones astronómicas dieron la base empírica para la validez de la Ley de la Gravitación Universal de Sir Isaac Newton.

Es claro que yo no soy total partidario de la interpretación oficial contemporánea del logotipo de Elsevier, aunque es una interpretación afín y bastante poética, además de adecuada, para la labor científica de hoy en día, sobre todo en el aspecto de la publicación.

Pero, la época que vivió en carne propia Lodewijk Elzevir, me hace pensar en otra de las posibles interpretaciones no sólo como mi gusto personal sino como algo posiblemente factible y que haya sido parte de las ideas que el fundador tuvo al diseñar y escoger el logotipo. Aunque de hecho, el que sea de mi gusto personal es lo más relevante en éste Blog al final de cuentas... Mi especulación, estará lejos de ser verificable de forma consistente de manera histórica, pero hago una propuesta de interpretación, como parte de las expresiones de éste Blog... como parte del contínuo especulativo de mi vida, y como parte del plasmado de ideas, o posiblemente de emociones, que puedan ser clara proyección de alguna época de mi existencia.

La interpretación que sostengo, es que el árbol es la ciencia, plantada, cultivada y cuidada por el hombre, que ha crecido con muchas hojas abundantes, y que además, sostiene un viñedo, que le da frutos al hombre que lo plantó. El viñedo no se puede sostener si no hay árbol, y no puede crecer; además da al hombre frutos inmediatos, cosa que el árbol no da, aunque sostiene al viñedo. Podemos entonces entender, que el viñedo es la ciencia aplicada, o la tecnología, que sin el tronco del árbol no crece ni se sostiene, y que da al hombre algo inmediato a nivel de su necesidad humana. La expansión del conocimiento científco, su globalidad y su movilidad son abstraídos en la pequeña planta creciente que es llevada por una corriente de agua muy rápida.

La sublimidad del logotipo va más allá de lo que hoy es tecnología y ciencia, está como un símbolo abstracto y lejos de retratar lo que hoy conocemos con precisión. El árbol no sólo sostiene la viña, sino que además muestra un letrero que dice Non solus, o "no sólo", en el sentido de soledad en Español. El árbol se reivindica en dar finalmente y de forma directa algo, y no sólo ser el que sostiene aquello que "sí le da al hombre".

Non solus es una declaración más sublime, y menos en términos de la posible necesidad carnal o alimentaria (visible en la imagen de la uva), va más allá, en ser el fruto que resuelve una posible necesidad existencial, una necesidad que muy probablemente los científicos, o grupos subyugados, vivieron en la época de la Inquisición, una necesidad que sólo es entendible cuando el mundo entero es enemigo de una persona, de una posición o de una idea, sólo por ser diferente, o por muchas otras motivaciones, que no son exactamente aquellas basadas en el conocimiento real. El árbol de la ciencia se sostiene fuerte, y sus ramas están muy profundas en la tierra, y da ayuda al hombre mismo que lo plantó; el hombre es quién lo ha sembrado, y quién cosecha sus frutos... y nadie más.

Los seres humanos como Galileo que colocaron las semillas de las ciencias físicas, aunque finalmente muertos por la Inquisición, hoy en día no están solos, no son los únicos que pudieren ver la grandeza y veracidad de lo que descubrieron, y se han ganado un escaño incuestionable en la Historia.

El árbol es asincrónico e intemporal, es un símbolo sin realidad física, pero con clara realidad en ideas y conceptos. Es la metáfora perfecta de la labor científica y tecnológica en todas las épocas, y es la bandera que motiva a la búsqueda de la verdad científica por encima de la sociedad, época o condición política. La 'soledad' o la 'compañía' es al final de cuentas una condición otorgada por alguna sociedad, una sociedad que no necesariamente valora y cultiva lo científico; pero el árbol, o la ciencia, sentencia su contínua existencia, permanencia y trascendencia; como una luz que resplandece en las tinieblas, y se coloca encima de cualquier visión del mundo; otorga firmemente otra condición, muy por aparte y por arriba de la que cualquier sociedad tácitamente quisiere otorgar sobre un sujeto, Non Solus.